¿Es sostenible una cubierta vegetal?

Cada día se realizan más cubiertas vegetales para lograr un desarrollo urbano sostenible. Una cubierta verde ofrece muchos beneficios en términos de sostenibilidad, medio ambiente y valor percibido. La vegetación convierte el CO2 en oxígeno y filtra las partículas del aire. Y estos efectos son positivos para el clima y para la salud. En las zonas urbanas, en particular, las cubiertas vegetales pueden mejorar significativamente la calidad del aire.

Las cubiertas vegetales como solución sostenible

Las cubiertas vegetales contribuyen a la sostenibilidad de un edificio. Una cubierta con tepes de sedum reduce significativamente la necesidad de aire acondicionado y suministra aislamiento durante el invierno. El aislamiento durante el invierno dependerá del grado de humedad de las distintas capas. El aislamiento en verano es aún mejor, ya que las capas están secas y, por lo tanto, repelen el calor de manera más efectiva. Debido a la reducida necesidad de aire acondicionado en verano y menos calefacción en el invierno, una cubierta verde reduce significativamente el consumo de energía.

Una cubierta vegetal alarga también la vida útil de la impermeabilización de un tejado porque lo protege de la influencia del sol, del viento y de la lluvia. Las investigaciones muestran que los tejados con cubiertas vegetales instaladas duran dos o tres veces más. Además, la cubierta vegetal ejerce también la función de almacenamiento de agua, porque retiene el exceso de agua durante las tormentas y la va liberando de manera gradual al sistema de aguas residuales. Este efecto previene inundaciones y provoca una reducción de la temperatura de la cubierta gracias a la evaporación del agua. Además, una cubierta vegetal favorece el desarrollo de la biodiversidad. Supone un refugio adecuado para la anidación de aves, abejas, mariposas y otros insectos.

Futuro sostenible

Por lo tanto, con una cubierta vegetal contribuimos a una ciudad sostenible, no solo para nuestra generación sino también para las venideras.

Ciudad sostenible